donostiakultura.eus

1912

el nacimiento
de un teatro

El Principal, el Bellas Artes de la calle Euskalerria, el Teatro-circo... San Sebastián ya tenía salas teatrales, pero le faltaba un gran teatro representativo de la ciudad.
Su idea ya estaba formulada desde mediados del siglo XIX, en el proyecto de Antonio Cortázar para el ensanche de San Sebastián, pero no se concretará hasta comienzos del XX, en tiempos del alcalde Marino Tabuyo y de la expansión de la ciudad. La sociedad de Fomento de San Sebastián impulsará simultáneamente la construcción del teatro Victoria Eugenia y el hotel María Cristina a ambos lados de los jardines de Oquendo, junto al río Urumea. El arquitecto Francisco Urcola, ganador del concurso convocado, aunará en su proyecto el estilo neoplateresco entonces de moda con influencias como la del palacio de la Ópera de París, que puede percibirse en su interior.

Las obras comenzaron en 1908 y se prolongaron durante 27 meses. El presupuesto total fue de algo más de un millón de pesetas.

La jornada inaugural

El teatro se inauguró el 20 de julio de 1912, con ausencia de la reina Victoria Eugenia, el rey Alfonso XIII y la reina madre María Cristina, que acudieron al día siguiente.
En la suntuosa inauguración, la alta sociedad donostiarra y visitante aplaudió a María Guerrero, quien protagonizó 'En Flandes se ha puesto el sol' de Marquina, mientras se asombraba ante los detalles del nuevo edificio. Como escribieron en 'La Voz de Guipúzcoa', "desde anoche cuenta San Sebastián con un teatro del que puede mostrarse orgullosa".

El sol en carro

Una alegoría del sol naciente llegando en carro, imágenes de la ciudad y personajes populares de la época (incluído el arquitecto Urcola) pueblan la bóveda del Victoria Eugenia gracias a las llamativas pinturas que allí creó el artista Ignacio Ugarte. En el teatro también destacan otras pinturas: el friso del foyer en falso oro y estilo 'art déco' de otro donostiarra, Ascensio Martiarena, y los exóticos paneles para el 'cuarto chino' de Pierre Ribera.

Vaya mesecito...

En julio de 1912 estallaba la 'Belle Epoque' donostiarra con una increíble sucesión de inauguraciones concentradas en escasos días. El 2 de julio se abría el balneario La Perla del Océano. El 12, el hotel María Cristina, frente al Victoria Eugenia, que se inauguraría ocho días después. Y aún faltaba el pistoletazo de salida para el funicular de Igueldo, que llegó el día 25.